Forma parte del argumentario
clásico de la diversidad decir que favorece la creatividad y
la innovación porque enriquece con nuevos puntos de vista las
empresariales. La mayoría de los directivos intuyen que
esto podría ser cierto, pero en general les suena un poco a “blablabla” de
Recursos Humanos; es decir, una bonita idea, pero con
poca base sólida detrás para apoyarla. Y entonces apareció Richard
Florida, profesor de Business and Creativity de la Universidad
de Toronto.
Richard Florida lleva años
estudiando el crecimiento económico y su relación con lo que llama “Clase
Creativa”, la formada por ingenieros, científicos, educadores, artistas,
músicos, diseñadores, profesionales del entretenimiento y profesionales
del conocimiento (buena parte de los que trabajan en empresas de
servicios). Este grupo de profesionales se dedican a generar nuevas
ideas, tecnología o contenidos, y suponen ya casi un 30% del total de
trabajadores en Estados Unidos y ciertos países de Europa, generando la mayor
parte de la riqueza en la actualidad.En su libro The Rise of the Creative Class este profesor plantea que el crecimiento económico de una región metropolitana o un país es función de tres Ts: Tecnología, Talento y Tolerancia. Encontró una correlación clara entre la prosperidad económica de diferentes ciudades americanas y su puntuación en las 3 Ts que de algún modo indicaban la fuerte presencia de la Clase Creativa. La T más sorprendente es la de Tolerancia. Está compuesta de cuatro medidas: un Indicador Gay (concentración de gays), uno Bohemio (presencia de artistas y profesionales de la cultura), uno de diversidad cultural (presencia de personas de otras nacionalidades) y finalmente, una medida de integración racial. La tolerancia se ha mostrado como el mejor imán para atraer talento a una región o ciudad.
El mejor factor predictor de la tolerancia de una ciudad es un alto porcentaje de gays en la misma, algo que indica que cualquiera es bienvenido, y que el entorno es abierto y con pocas barreras de entrada. Asimismo, se ha observado una correlación fuerte entre fuerte presencia de gays y mayor presencia de industrias de alta tecnología. Y no porque haya más gays entre los tecnólogos sino porque al parecer éstos buscarían sitios dónde sentirse cómodos y ser techis algo “frikis” sin que eso sea mal visto. En concreto en Estados Unidos esto ocurre en ciudades como San Francisco, Austin o Boston, que son las más prósperas del país, como se encarga de documentar el autor.
De manera similar Richard Florida ha estudiado y comparado diferentes países europeos documentando todo en el estudio “Europe in the Creative Age“. En este caso la Euro-Tolerancia se ha medido, por la ausencia de datos demográficos, como actitudes hacia las minorías y presencia de valores seculares.
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